La productividad deseada es obtener la mayor producción posible gastando la menor cantidad de recursos. Ahora bien, esta cuenta que a priori parece sencilla está atravesada por un montón de factores.
De escenarios, situaciones, decisiones y criterios que pueden afectar el cálculo de manera casi permanente. De los que, en última instancia, dependerá la cantidad de servicios o productos terminados obtenidos en un tiempo con determinado esfuerzo.
Controlar, manejar y/o manipular estos factores es ni más ni menos que gestionar la productividad. Invertir más dinero, impartir una Capacitacion de personal, modernizar los insumos.
Todo ello, situado en un escenario macro y microeconómico específico, influye en los números. Las decisiones, acciones y políticas de una organización para optimizar su productividad dependen también del momento indicado para levarlas a cabo.
Factores determinantes
Cuando una empresa diseña sus estrategias de negocio y delinea sus objetivos debe tener en cuenta factores determinantes.
Factores numerosos, diferentes y cambiantes que afectan su productividad constantemente. Factores que, de ignorarse, pueden generar errores o esfuerzos inútiles, más allá de las intenciones. Según su tipo, pueden clasificarse en cuatro.
Recursos humanos
La empresa es tal gracias a su staff de empleados. Son ellos los que hacen posible los procesos y el alcance de las metas. Por lo que revisten de gran valor dentro de una organización.
Para su productividad y rendimiento. El empleador debe cuidar los recursos humanos con los que cuenta. Apreciarlos, incentivarlos y comprometerse con ellos. Y formarlos permanentemente.
Un plantel actualizado repercute positivamente en la organización. Detectar las necesidades en ese sentido y saciarlas, garantizará buenos resultados. Ejecutar una periódica capacitación de personal está estrechamente relacionado con la productividad.
Un empleado capacitado podrá brindarse al máximo en materia de atención al cliente, manipulación de máquinas y manejo de tecnología.
Normativa vigente:
Las normas y leyes vigentes determinan una mejor o peor situación en términos de productividad. Y son distintas en cada país por lo que una empresa puede ser más exitosa en uno que en otro.
La normativa puede beneficiar o perjudicar la productividad. En el primer caso, puede ofrecer facilidades financieras, subsidios y préstamos. Mientras que, en el segundo, puede incorporar nuevas obligaciones impositivas o trabas en la importación de insumos necesarios.
Inversión:
A simple vista es lógico pensar que una mayor inversión representa una mayor ganancia. Pero, aunque en la mayoría de los casos lo es, no siempre funciona así. La inversión es un factor clave en la productividad siempre y cuando sea bien planificada.
Un error puede impedir que los ingresos suban e, incluso, hacer que bajen. Pero en líneas generales, a mediano o largo plazo una inversión de mayor magnitud genera una ganancia de iguales características.
Innovación:
Ligados al factor anterior están los factores de productividad vinculados a la innovación. Las exigencias del mercado y los avances tecnológicos obligan a las empresas a superarse todo el tiempo.
A invertir en investigación y desarrollo de nuevas técnicas, tecnologías y procesos. Si bien son costosos y demoran en generar resultados, los números indican que al final de cuentas valen la pena.
La innovación puede aplicarse de varias maneras en el proceso productivo. Una organización puede modernizarse en términos de sistemas para reducir costos y tiempos operativos.
Tiene la posibilidad de aplicar la digitalización de documentos y de modernizar equipos y procesos. Pero también puede modificar la calidad del producto o servicio que ofrece para estar a la altura de las demandas de los consumidores.
Gestión de la productividad
Gestionar la productividad es la única forma de mantener la rentabilidad de una empresa que es su fin último y primordial.
De continuar siendo competitiva en el mercado, obteniendo la correspondiente ganancia. Para ello es determinante controlar los gastos y mantener la calidad y cantidad productiva.
Tanto como satisfacer adecuadamente a su clientela y cautivar nueva. Este proceso incluye varias tareas.
Planificar
Para alcanzar la productividad deseada hay que saber cuál es. La empresa debe establecer los niveles que pretende o necesita concretar.
Y planificar un proceso para hacerlo. Para ello debe identificar qué recursos y tiempo requiere lograr esa productividad. Y emplearlos de la manera adecuada.
Medir y evaluar
Para evaluar los resultados en relación a los objetivos hay que medirlos. Elegir la metodología más adecuada para hacerlo y estipular períodos. Diferentes mediciones pueden compararse y arrojar índices de productividad. A partir de los resultados negativos o positivos, la empresa podrá mejorarlos.
Accionar
La empresa tiene que desarrollar acciones dirigidas a alcanzar los objetivos establecidos. Aplicar modificaciones y mejoras a corto, mediano o largo plazo que repercutan positivamente en la productividad final.
Los enemigos de la productividad
Asociados a los factores determinantes, están los enemigos de la productividad empresarial.
Rigidez laboral y sobre exigencia
Tan importante como los recursos humanos, es el trato del empleador para con ellos. Excederse con las exigencias genera un ambiente laboral insatisfactorio. Y esto no es para nada conveniente en términos de productividad.
Lejos de comprometerse con la empresa, un empleado sobre exigido se sentirá incómodo y poco reconocido. Lo ideal es pensar en su bienestar, brindarle flexibilidad horaria y facilidades laborales.
Que le permitan combinar su trabajo con el resto de sus actividades. Que su labor no le arrebate el tiempo ocioso, social y familiar. Y tampoco le provoque un desgaste físico y mental.
Eso lo mantendrá motivado y agradecido con la organización. Y ese sentimiento lo volcará en su desempeño y rendimiento. Lo que al final de cuentas, representa un resultado positivo en materia de productividad.
Estancamiento
La empresa debe permitirles a sus empleados la posibilidad de crecer, ascender y profesionalizarse. Un trabajador que se desempeña durante años en el mismo puesto, con las mismas responsabilidades y salario se vuelve chato y desmotivado. Uno al que se lo capacita y se le imponen nuevos desafíos se sentirá incentivado.
Herramientas obsoletas
La baja en la productividad suele responder a lo obsoleto de su equipamiento. Si la empresa no cuenta con las herramientas adecuadas no podrá adaptarse al mercado y dejará de ser competitiva.