Imagina una trama digna de peli de terror cutre: un bar de carretera en Castellón donde supuestamente políticos, jueces, famosos y hasta miembros de la realeza se reúnen en orgías satánicas para abusar de niños, grabarlo en vídeo y enterrar los cuerpecitos en el patio. Suena demencial (y lo es).
Pues de eso iba el caso Bar España, un bulo conspiranoico de finales de los 90 que todavía hoy resuena en foros oscuros de internet. ¿Cómo puede ser que una mentira tan gorda mantenga a tanta gente enganchada?
Agárrate, que vienen curvas: vamos a desgranar qué fue exactamente el caso Bar España, su cronología de locura, quiénes fueron acusados (y luego absueltos), los famosos y figuras públicas metidos con calzador en las teorías, los supuestos encubrimientos mediáticos, y qué dicen las pruebas (o la falta de ellas). Todo con humor negro, ironía y verdades como puños, porque aquí hemos venido a contar la historia completa, sin cortarnos un pelo.
¿Qué demonios fue el caso Bar España? (Cronología de una conspiranoia)
El caso Bar España es, en resumen, el mayor bulo de pederastia de la historia reciente de España. Nació a finales de los 90 al calor de otras paranoias (hola, caso Alcàsser y el pánico por redes de abuso) y creció en la cultura conspiranoica online hasta convertirse en una leyenda negra.
Vamos por partes, con orden cronológico, para entender bien este culebrón:
1997: La semilla del bulo
En abril de 1997, un peluquero de Benicarló llamado Reinaldo Colás puso una denuncia alegando que el nuevo novio italiano de su exmujer, Giuseppe Farina, abusaba de sus dos hijas pequeñas. Este papá enfurecido afirmaba que detrás había toda una red de pederastia operando en un antro de carretera llamado Bar España.
Para dar fuerza a su acusación, manipuló a sus niñas (de 3 y 5 años) con cuentos macabros, dibujos explícitos y grabaciones en vídeo donde las hacía “confesar” abusos terribles. Así nació oficialmente el “Caso Bar España” el 7 de abril de 1997, con la denuncia de Colás ante la Guardia Civil.
Investigaciones judiciales (1997-2003): De sospechas a archivo
Contra lo que dicen los conspiranoicos, la justicia sí investigó estas denuncias. ¿El resultado? No encontraron ni una mísera prueba de la supuesta red satánica, más allá de los vídeos truculentos del propio Colás.
Se inspeccionó el Bar España de arriba abajo; incluso se hallaron unos huesos en el patio, pero resultó que no eran humanos (probablemente de paella, no de persona). La Audiencia de Castellón tomó declaración a las niñas supuestamente abusadas, con psicólogos de por medio, y determinó que las crías ni siquiera habían visto un hombre desnudo en su vida – o sea, que todo era inventado.
Para colmo, salió a la luz que el arquitecto de la historia era el propio Reinaldo Colás, un tipo con serios problemas de alcohol y quizá alguna que otra cable pelao. Colás, enfurecido por los celos y la obsesión tras su divorcio, se montó una venganza delirante contra Farina (el italiano) añadiendo cada vez más elementos: que si ritos satánicos, que si una secta de poderosos, que si una lista de 30 nombres de gente importante involucrada.
También reclutó a un personaje llamado Antonio Toscano, un supuesto criminólogo (más bien charlatán) que le ayudó a liar más la madeja buscando testigos entre jóvenes de entornos marginales a cambio de dinero y promesas de salir en la tele. Spoiler: esas declaraciones eran un circo dirigido por Toscano, con preguntas guionizadas y detalles sacados de novelas de horror.
Con todo este teatro montado, varias familias más interpusieron denuncias similares… pero pronto se echaron atrás al ver el percal, retirando las acusaciones. Para 2003, todas las causas penales estaban archivadas por falta absoluta de pruebas, y la supuesta red de pederastas satánicos nunca pasó de ser una leyenda urbana judicialmente desmentida.
Consecuencias legales: los acusadores, condenados
¿Pensabas que esta gente se iba a ir de rositas? Pues no del todo. En 2002 ya habían caído condenas por denuncia falsa a tres familiares que indujeron a menores a mentir con este tema. Finalmente, el gran instigador Reinaldo Colás fue condenado a 15 meses de cárcel por denuncias falsas, calumnias e injurias.
Solo cumplió 4 meses y quedó en libertad, pero para 2017 la vida ya le pasaba factura: Colás murió de cáncer de hígado ese año, llevándose a la tumba su “secreto” (que más bien era una trola gigantesca). Antonio Toscano, su compinche conspiranoico, también murió de un infarto en 2018. Básicamente, se extinguieron los creadores del bulo, pero no el bulo en sí… Ay, qué pena, penita, pena. 😏
El bulo resurge en foros y redes (2000s-2010s)
Aunque en los juzgados quedó clarinete que todo era mentira, en internet la historia cobró vida propia. Desde finales de los 90, foros conspiracionistas y programas sensacionalistas alimentaron la llama. El caso Bar España se fusionó en la mente de algunos con el Caso Alcàsser (otro suceso trágico envuelto en teorías de encubrimiento) y pasó a ser parte del folclore conspiranoico español.
Cada cierto tiempo, algún youtuber, bloguero o tuitero sacaba el tema asegurando que “investigaban la verdad oculta”. En 2015 incluso la política valenciana Mónica Oltra (Compromís) prometió en campaña “estudiar el caso Bar España” para contentar a quienes seguían creyendo en la teoría.
Cuando llegó al gobierno, Oltra revisó los papeles que le dieron los defensores del caso y rápidamente los mandó a la Fiscalía para que confirmara lo evidente: que aquello ya estaba más investigado que el caso Roswell y no había nada que rascar. Por supuesto, esto no convenció a los creyentes del bulo, que enseguida tildaron a Oltra de formar parte del encubrimiento (faltaría más, si no estás con ellos, estás “en la trama”, ya tú sabes).
2019-2022: El bulo llega al banquillo (sí, por fin)
Tanta murga dieron algunos en redes, difamando a diestro y siniestro, que al final la justicia tuvo que actuar otra vez, pero esta vez contra los propagadores. En 2019 se denunciaron a varios internautas por calumnias e injurias: llevaban años acusando públicamente a unos 20 inocentes de ser pederastas de la “red Bar España”.
En 2021 la jueza de instrucción de Castellón procesó a ocho personas (blogueros, tuitstars de la conspiración, etc.) por difundir este bulo y arruinar la vida y el honor de todos los difamados. El juicio oral se abrió en 2022, con la Audiencia de Castellón sentando en el banquillo a nueve acusados (algunos se habían unido después) por delitos contra la integridad moral, injurias y calumnias con publicidad, e incluso denuncia falsa contra la administración de justicia.
¿Te suena el pseudónimo “Técnico Preocupado”?
Era uno de los más conocidos difusores del bulo; le registraron la casa y le incautaron documentos sobre Bar España en 2016, y fue uno de los encausados principales. Este individuo llegó al punto de, en 2022, presentar una petición al Parlamento Europeo diciendo que Bar España había sido tapado y pidiendo que Europa investigue… y por poco cuela (la chairwoman de la comisión de Peticiones, Dolors Montserrat, del PP, metió su solicitud en un paquete de recomendaciones, liándola pardísima). En fin, surrealismo nivel Eurocámara.
2023-2024: Sentencia firme y fin de la función
Aunque estos procesos van lentos, las últimas noticias apuntan a que hubo condenas para los difusores del bulo. Fueron considerados culpables en primera instancia, y tras recurrir mil veces, las resoluciones se confirmaron en 2024 en firme.
Vamos, que la justicia dejó claro (otra vez) que aquello fue un montaje difamatorio colosal. Irónicamente, el único “caso Bar España” real ha sido este macrojuicio contra la desinformación y los que esparcieron la mentira.
Para rematar la jugada, en febrero de 2022 el programa de La Sexta Equipo de Investigación emitió un reportaje titulado “Bar España: Historia de un bulo”, donde muchos supuestos testigos salían admitiendo que mintieron o que los manipularon en aquellos vídeos viejos. Si alguien aún dudaba, ahí tenía la confesión pública de que todo fue una farsa.
Con esto, cerramos la cronología. De ser cierto lo que contaba el bulo, estaríamos ante la trama pedófila más atroz jamás vista; pero resultó ser, más bien, la trola más atroz jamás contada. Ahora, vamos a ver quiénes fueron los peones (inocentes) de esta historia y los nombres que se vieron manchados por la locura de unos cuantos.

Nombres oficiales implicados e investigados (y cómo acabaron)
En esta sección vamos a enumerar quién estuvo realmente implicado en el caso Bar España a nivel judicial u oficial, y qué pasó con ellos. Ojo: hablamos de implicados en el sentido de investigados o mencionados en procedimientos, no de que fueran culpables de nada (de hecho, resultaron ser víctimas de la broma pesada de Colás y compañía). Vamos con la lista de protagonistas involuntarios:
Peluquero de Benicarló, separado y con problemas de alcohol. Al sospechar (sin fundamento) del novio de su ex, se volvió loco de la colina y urdió la mentira. Investigado por sus denuncias, acabó condenado por denuncia falsa e injurias en 2005. Falleció en 2017. Básicamente, pasó de “padre buscando justicia” a villano de la película.
Giuseppe Farina (acusado falsamente)
Empresario italiano, pareja de la exmujer de Colás. Colás lo acusó de abusar de las niñas. Investigado en 1997-98, fue exculpado totalmente cuando se probó que las niñas habían sido adoctrinadas para mentir.
Nunca hubo un ápice de evidencia contra él. Farina pasó de ser señalado como “monstruo” a ser víctima de calumnias. Dato curioso: en la prensa se refieren a él a veces como empresario inmobiliario italiano, pero su nombre salió a la luz en algún reportaje posteriormente. En la famosa foto de El Español, aparece junto a Carlos Fabra como “víctima” del bulo.
Antonio Toscano Marqués (pseudo-investigador)
Se autodenominaba criminólogo y hasta presumía de haber ayudado en casos famosos (como el caso Madeleine McCann, imagina el nivel de fantasmada). En realidad era un cantamañanas que vio en el Bar España una oportunidad de figurar. Convenció a Colás de meter el rollo de “secta satánica” y se dedicaron a fabricar testimonios juntos.
Toscano fue investigado como colaborador necesario en las denuncias falsas pero, sorprendentemente, se libró de condena en aquel entonces. Aun así, su nombre quedó ligado a la difusión del bulo. Murió en 2018, antes del macrojuicio contra los difusores, así que se fue sin pagar la cuenta.
Familiares denunciantes (varios)
Hubo al menos tres familiares de otros menores que, instigados por Colás/Toscano, presentaron denuncias similares (acusando a gente random de la supuesta red). Estas personas fueron oficialmente investigadas al comprobar que habían inducido a sus hijos a mentir, y en 2002 fueron condenadas por denuncia falsa. Vamos, que la justicia actuó contra ellos también. Sus nombres no se hicieron famosos (ni falta que hace mencionarlos aquí), pero son parte del elenco.
Víctimas del bulo (los falsamente acusados)
Aquí está la lista negra, la gente que tuvo la mala suerte de aparecer en las fantasías de Colás o en las ampliaciones posteriores del rumor. Ninguno fue formalmente imputado por delitos, pero sí fueron mencionados en las denuncias o en las habladurías, y por eso son perjudicados oficiales en el caso de las calumnias. Algunos nombres clave:
- Carlos Fabra: Ex-presidente de la Diputación de Castellón (del PP, muy poderoso en la provincia). Apareció en el relato conspiranoico como uno de los supuestos jefazos de la trama. Fabra se enteró de que su nombre andaba en foros de chiflados vinculado a violaciones de menores y denunció por calumnias. Ha declarado que vivir con esa acusación infundada fue un calvario. En el auto de 2021 se le menciona expresamente como víctima de informaciones falsas desde 1998. El hombre, con todos sus (otros) escándalos de corrupción, no mató a ningún gitano ni abusó de niños, por mucho que el bulo lo afirmara. (sí, llegaron a decir que Fabra había asesinado a un menor de etnia gitana… imaginación al poder).
- Francisco Camps: Ex-presidente de la Generalitat Valenciana (otro pez gordo del PP). No estaba en la “alineación” inicial de 1997, pero años después lo metieron en la leyenda sin ton ni son. Para cuando estalló el tema de llevar a juicio el bulo, su nombre figuraba entre los difamados. Camps incluso se personó como acusación particular en 2019 para empurar a los difamadores. O sea, de acusado pasó a acusador… plot twist.
- Sofía Díaz (magistrada): Jueza de Vinaròs que llevó la instrucción inicial del caso de las niñas de Colás. Como archivó la causa por falta de pruebas, los conspiranoicos la señalaron diciendo que era parte de la “red” o que había encubierto todo. Esta magistrada sufrió acoso y difamaciones durante años por esa basura de acusaciones. Es una de las grandes perjudicadas (imaginad ser juez y que cuatro magufos te acusen de violar críos en rituales satánicos…). En el auto de 2021 la citan como víctima central también.
- Capitán de la Guardia Civil (apellido no difundido): Otro damnificado. Este oficial participó en la investigación inicial (probablemente intentando aclarar las denuncias), y Colás lo incluyó en su “campaña de difamación” cuando las cosas no le salieron a su gusto. Lo acusaron de encubrir, cuando en realidad el pobre solo hizo su trabajo: constatar que no había caso. También figura entre las víctimas oficiales en la causa de injurias.
- Directora del Centro de Menores Baix Maestrat: Encima de todo, Colás apuntó contra la directora del hogar de menores de donde provenían algunos niños implicados en el bulo. La acusó de “dejar escapar” niños para las orgías, o vete tú a saber qué invento. Otra persona totalmente inocente que tuvo que aguantar calumnias hasta en la sopa.
- Empresarios, médico y fotógrafo locales: Según elDiario.es, Colás también señaló a dos empresarios de la zona, un médico y un fotógrafo con los que tenía broncas personales, metiéndolos en la “fábula” por pura venganza. Es decir, aprovechó el bulo para joder a enemigos locales. Ninguno de ellos tuvo nada que ver con nada, obviamente.
- Mónica Oltra: ¿Qué pinta aquí Mónica Oltra? La ex-vicepresidenta valenciana (de Compromís) fue mencionada por los conspiranoicos pero de otra manera: la acusaron de encubridora por no “destapar la red”. Oltra, tras recibir a Colás y Toscano en 2016 y derivar el tema a Fiscalía, decidió no dar más bola al asunto al ver que era humo. Eso bastó para que en foros la tildaran de cómplice. Incluso en el auto judicial se menciona que los bulólogos la señalaban junto a otros cargos de la Generalitat por supuestamente encubrir. Paradójico: Oltra intentó verificar la denuncia y acabó difamada por los mismos a los que intentó escuchar.
En resumen, todos los nombrados oficialmente en el caso resultaron ser inocentes. No es que lo digamos nosotros: lo confirman los tribunales que archivaron el caso y sentenciaron su falsedad. Las acusaciones originales se probaron falsas y las personas difamadas lograron limpiar sus nombres (aunque el daño moral ya estaba hecho).
Así que ninguno de los señalados tenía relación con crímenes de pederastia en Bar España ni en la luna. Más bien fueron víctimas de una mentira retorcida y de la gilipollez humana elevada a la enésima potencia.
Famosos y figuras públicas en las teorías conspirativas (rumores vs realidad)
Una buena conspiración no está completa sin salpicar a famosos, actores, presentadores de TV o cualquier figura pública reconocible, ¿verdad? El caso Bar España no fue la excepción, aunque aquí la fantasía superó a la realidad: muchos nombres de famosos sonaron solo en rumores de internet, sin implicación legal alguna. Veamos algunos ejemplos de cómo la imaginación conspiranoica metió a celebridades con calzador:
Francisco Camps – político “famoso”
Ya lo mencionamos arriba, pero lo reiteramos: Camps (expresidente valenciano) es un personaje público de primer nivel que acabó en la boca del lobo conspiranoico. Su nombre no aparecía en las denuncias originales de los 90, pero años después, en foros y vídeos de YouTube, ¡zas! lo añadieron a la supuesta secta pedófila. ¿La razón? Probablemente porque era un personaje polémico del PP y pensaron “¿por qué no meterlo también?”. Rumor 100%, implicación legal cero (salvo como víctima querellante contra los difamadores).
Maribel Gil – concursante de MasterChef
Este es surrealista nivel España. Maribel, participante de MasterChef 2013 (sí, el programa de cocina), oriunda de Benicarló, apareció de repente en la leyenda del Bar España. Algunos magufos comenzaron a soltar que “una famosa de MasterChef estuvo en las orgías”, refiriéndose a ella, sin aportar nada más que su fertilísima imaginación.
La pobre Maribel jamás estuvo implicada en nada (ni investigada, ni citada; su nombre sale solo en foros conspirativos tardíos). Esto demuestra cómo la bola de nieve se iba haciendo más grande y ridícula con los años: metían a cualquiera que tuviera vínculo con Benicarló o que fuese mínimamente famoso. En este caso, solo fue un rumor loco; Maribel nunca tuvo ni una actuación legal en todo este asunto (más que flipar en colores al saberse mencionada, suponemos).
Presentadores de TV y actores
A diferencia de otras conspiraciones tipo Pizzagate – donde se implicó a half Hollywood – en el caso Bar España no hubo presentadores de telediario ni actores de cine acusados formalmente. Sin embargo, en los círculos conspiranoicos españoles se llegó a insinuar que presentadores de televisión y periodistas podían saber algo o estar “comprados” para callar.
Por ejemplo, Juan Ignacio Blanco (periodista de sucesos del caso Alcàsser) difundió teorías de redes pedófilas en los 90 en TV, y los fans del bulo Bar España lo tomaban casi como un profeta. También en redes sociales algunos señalaron a Iker Jiménez (presentador de Cuarto Milenio, programa de misterios) por no cubrir el tema, insinuando que quizá había “orden de silencio”. Todo esto son habladurías sin pruebas. Ningún presentador ni actor conocido estuvo realmente involucrado ni investigado en este caso. Si ves nombres de famosos en hilos de Twitter sobre Bar España, lo más seguro es que sean bulos añadidos por diversión o malicia.
Otras figuras públicas en rumores
Los conspiranoicos más creativos llegaron a mencionar miembros de la realeza británica o europea, enlazando Bar España con tramas globales tipo Epstein. En serio. Por ejemplo, decían que “esto es como lo de Epstein con el príncipe Andrés, pero en España” – sin aportar ni un triste indicio, claro. También sacaban a colación el caso Dutroux en Bélgica (un pedófilo real de los 90) y dejaban caer que quizás nobles belgas o el propio rey Juan Carlos podrían haber estado en ese bar – puro delirio conspirativo sin base. Realeza mencionada, sí; implicación real, ninguna.
Ni un solo miembro de la Familia Real española apareció en las denuncias ni en ninguna investigación. Esto es importante: Bar España fue un bulo de ámbito local/regional al principio, pero internet lo infló a proporciones épicas, conectándolo con cualquier gran conspiración global (Illuminati, nuevo orden mundial, ya sabes, el combo completo). Así que si lees por ahí que “un primo del Rey” o “un actor de Hollywood” estuvo en Bar España, puedes estar seguro de que es cotilleo de foro conspiranoico, no información veraz.
En resumen, muchos famosos fueron mencionados solo en el imaginario conspirativo, no en la realidad judicial. Los únicos nombres propios oficialmente vinculados al caso fueron políticos y autoridades valencianas (como víctimas de difamación), no estrellas del cine ni presentadores de TV. Cualquier celebridad que veas ligada al Bar España, seguramente lo esté del mismo modo que estoy yo ligado a la NASA: en la cabeza del que lo cuenta.
Por cierto, si te interesa el rollo de famosos y secretos oscuros, échale un ojo a La cara oculta de los famosos, donde exploramos rumores y escándalos VIP (allí hablamos de todo, desde fiestas privadas hasta teorías rarunas tipo Pizzagate, para comparar realidad con mito).
Periodistas y realeza en el caso: hechos documentados vs especulaciones locas
Periodistas y miembros de la realeza también han sido arrastrados al barro del caso Bar España, a veces por hacer su trabajo y otras veces por pura difamación. Vamos a distinguir lo que está documentado de lo que es salseo conspiranoico:
Periodistas que cubrieron o investigaron el caso (hechos)
Varios periodistas sacaron la verdad a la luz sobre Bar España, desmontando el bulo con datos. Por ejemplo, el reportero Javier Cavanilles publicó en 2016 un trabajo titulado “Satán no es tan fiero como lo pintan” (en Valencia Plaza) donde exponía las mentiras del caso y hasta entrevistó a implicados que negaban todo. También medios de verificación como Maldita.es y Newtral en 2019 explicaron claramente que no hay pruebas reales de la conspiración y que los tribunales la sentenciaron como falsa.
Periodistas de El Diario, El Español, La Sexta, etc., elaboraron reportajes y programas especiales cuando se abrió el juicio contra los difamadores en 2021-2022, aclarando el origen del bulo y dando voz a las víctimas de la difamación.
Estos profesionales, lejos de encubrir nada, fueron quienes terminaron de destapar la farsa para el gran público. Un ejemplo es el artículo de Lucas Marco en elDiario.es titulado “El descabellado bulo de la pederastia en el bar España llega a juicio”, que cuenta con detalle cómo se creó la mentira y quiénes fueron afectados. Gracias a ese tipo de coberturas, la gente pudo entender que todo había sido un montaje vengativo de un individuo perturbado.
Periodistas mencionados en la conspiración (rumor)
Por otro lado, los conspiranoicos más radicales llegaron a acusar a periodistas de ser cómplices o encubridores. Cualquier reportero que osara decir “no hay pruebas, es un bulo” era inmediatamente sospechoso para ellos. Se mencionó, por ejemplo, a periodistas locales de Castellón insinuando que habían sido comprados para silenciar el caso.
También se señalaba a medios nacionales por no hacerse eco en su momento, diciendo que los jefes de informativos estaban en el ajo (claro, todos pederastas menos el youtuber de turno 🙄). Un ejemplo exagerado: en círculos conspiranoides llegaron a acusar a Pedro J. Ramírez (periodista famoso) de ignorar el Bar España porque “no le convenía políticamente”, o a Iker Jiménez de no cubrirlo en Cuarto Milenio porque “la cadena (Mediaset) se lo prohibió”.
Todo esto son infundios sin evidencia. Ningún periodista aparece en los documentos oficiales como implicado en delitos, y no existe prueba alguna de que medios o reporteros estuvieran confabulados. Es cierto que la mayoría de la prensa no dio bola a las fantasías de Colás (con buen criterio), pero de ahí a pensar que era por estar involucrados… es un salto mortal conspirativo.
Miembros de la realeza (hechos vs rumor): ¿Aparece algún Borbón en esta historia?
No oficialmente. En ningún momento la instrucción judicial ni las denuncias de los 90 mencionaron a reyes, princesas ni duques. La Corona española no tiene nada que ver con el Bar España, más allá de que compartan la palabra “España” en el nombre. Sin embargo, en el mundillo de la conspiración, la realeza siempre anda metida en rituales (según ellos).
Así, hubo rumores difusos de que “alguien de la Casa Real” podía estar tras la red, o que aristócratas europeos (casi sacados del caso Epstein o de las logias Illuminati) venían de incógnito a Castellón a participar. De nuevo: cero pruebas y cero menciones formales. Es más bien que los conspiranoicos, al conectar su historia con tramas internacionales, meten a “miembros de la realeza” genéricamente para darle sabor.
Un artículo de corte conspirativo llegó a afirmar que “existe una élite mundial —económica, política y mediática— implicada en abusos a menores” y ponía a la realeza como ejemplo (Epstein, Casa Real británica, etc.), para luego decir que en España eso se tapa por “doble rasero”. Dentro de ese discurso, citaban el caso Bar España como muestra de omertá institucional. En resumen, barbullos sin fundamento. Ningún príncipe, rey o similar fue investigado ni remotamente vinculado en la realidad del caso.
En conclusión, los periodistas han estado más del lado de desmontar el bulo que de otra cosa, y la realeza solo aparece en la imaginación conspirativa. Cualquier insinuación de “periodistas encubridores” o “nobles satánicos en Bar España” se queda en eso: acusaciones sin pies ni cabeza que jamás se han corroborado.

Influencers e internautas que mantienen vivo el caso en redes
Si el caso Bar España sigue vivo en ciertos rincones de internet, es gracias (o por culpa) de una fauna de influencers conspiranoicos y figuras públicas de medio pelo que no sueltan el hueso. Aquí mencionamos algunos de los más activos:
“Técnico Preocupado” (Ramón Valero Martín Consuegra)
Ya lo citamos antes. Este bloguero/forero conspiracionista fue uno de los principales difusores actuales del bulo. En su blog y redes, durante años publicó entradas larguísimas “demostrando” la trama Bar España, repitiendo información falsa que él juraba que era verdad. Tanto es así que, cuando la justicia le encausó, inició una campaña de crowdfunding presentándose como un mártir perseguido por destapar la verdad.
Spoiler: recaudó más memes que fondos, y ha acabado condenado. Pero su alias es conocido en la comunidad conspiranoica hispanohablante, donde aún tiene seguidores que creen sus patrañas. Incluso elevó el caso a la Eurocámara en forma de petición (a través del abogado Magí Ribas) diciendo que a él y otros “investigadores” los estaban reprimiendo. Vamos, perseverancia en el delirio.
Foro “Las Cloacas del Estado – Alcàsser” (@LCDS_Alcasser2)
Este fue un perfil de Twitter (X) y comunidad online que se dedicó a mezclar el caso Alcàsser con Bar España y otros bulos. Fue señalado en un reportaje de La Sexta como uno de los principales altavoces del bulo Bar España en redes recientes. Soltaba frases como “Yo sé que es verdad” en plan cuñado con fuentes secretas y difundía vídeos antiguos de testimonios manipulados. Esa cuenta ya no está operativa (quizá la suspendieron, quién sabe), pero mientras existió alimentó a muchos curiosos con teorías conspiranoicas contaminadas.
YouTubers y TikTokers conspiranoicos
En los últimos años, YouTube, TikTok, Facebook e Instagram se llenaron de videítos sensacionalistas sobre Bar España. Ejemplos: un tiktoker llamado @olgaitarte subió un vídeo viral titulado “Explora el enigmático caso Bar España y su relación con Alcàsser” con miles de likes (puro reciclaje de teorías viejas).
Otro usuario en TikTok @albertohernandezcalvo hizo una serie explicando el caso como “el bulo más mediático en 30 años” (al menos reconocía que es un bulo, punto por la honestidad a medias). En YouTube hay canales tipo El Rincón del Disidente con títulos como “¿Verdad silenciada o mito conspiranoico?” sobre Bar España.
Estos creadores suelen presentarse como investigadores independientes y mantienen vivo el tema, porque les da visualizaciones de gente con morbo. Muchos ni siquiera viven en Castellón ni en España, pero ya sabemos que internet no tiene fronteras para la desinformación.
Políticos y figuras públicas conspiranoides
Mención especial merece algún político en busca de titulares: en 2022, Dolors Montserrat, eurodiputada del PP, se vio envuelta en polémica por dar cauce en la Eurocámara a la petición de investigar el caso (presentada por Técnico Preocupado), lo que se interpretó como que el PP daba alas al bulo.
Su equipo luego dijo que fue un trámite técnico, pero el daño estaba hecho: conspiranoicos celebrándolo como validación, y todo el mundo serio llevándose las manos a la cabeza. También hay que decir que partidos de extrema derecha en redes han coqueteado con el tema, usando el caso Bar España para clamar contra “las élites pedófilas” en abstracto. Ninguno lo hace oficialmente, porque sería pegarse un tiro al pie, pero en la jungla de internet figuras afines a Vox y compañía han mencionado Bar España para ganarse al público conspiranoico.
En definitiva, son los divulgadores de la conspiración en internet quienes mantienen este asunto vivo, cada uno con sus motivaciones: unos porque realmente se creen la trola y quieren “justicia”, otros porque les encanta el circo y consiguen visitas y seguidores explotando el morbo. Ojo, que muchos de ellos ni rectifican cuando se presentan las pruebas de la falsedad. Para ellos, todos los datos en contra son parte del encubrimiento, y ellos son los valientes buscadores de la verdad. Así funciona la mente conspirativa, amigos: es un bucle inmune a la realidad.
Si después de leer esto te pica la curiosidad malsana de investigar casos similares, en SentidoRadio tenemos otros artículos sobre conspiraciones y escándalos. Por ejemplo, échale un vistazo al fenómeno Pizzagate, que fue como el primo estadounidense del caso Bar España (una teoría que involucró a Hollywood, Clinton, y resultó igual de infundada). Verás patrones parecidos de fake news, famosos acusados y cero pruebas. La diferencia es que Pizzagate llegó a provocar tiroteos reales (gente entrando armada a “rescatar niños” de una pizzería) – de milagro en Bar España no hubo un tarado yendo pala en mano a desenterrar el patio.
¿Encubrimiento mediático? El silencio de la prensa y la (supuesta) mano negra
Llegamos a un punto candente: muchos creen que hubo un encubrimiento mediático del caso Bar España. En cristiano: que la prensa supo cosas pero las calló a propósito. Y, más concretamente, se señala a medios vinculados a la derecha española de haber hecho mutis porque los implicados eran políticos del PP y aliados. ¿Es esto verdad, mentira, o un poco de cada? Vamos a ello con nuestro tono cabrón habitual:
El “muro de silencio” en los medios tradicionales
Es innegable que, hasta fechas recientes, no se hablaba del Bar España en los grandes medios. Durante años, la historia circuló solo en foros, blogs cutres y correos cadena. Ningún telediario de Antena3 o Tele5 abrió con esto en los 90 (ni en los 2000).
¿Por qué? Pues sinceramente, porque no había caso, era un bulo. Los periodistas serios no van a publicar “Políticos realizan misas negras con niños en bar de carretera” sin pruebas sólidas, porque suena a El Mundo Today. Así que, de entrada, la falta de cobertura inicial se explica por sentido común periodístico. Además, recordemos que para 1998 ya estaba archivado el tema y demostrado falso; la prensa no va a montar un cirio sobre algo desmentido.
Ahora bien, los conspiranoicos interpretaron ese silencio como “prueba de encubrimiento”. Decían: «Si los medios no hablan, es que les han puesto una mordaza desde arriba». Y aquí entra la sospecha hacia la derecha mediática. Como la mayoría de los acusados pertenecían al PP (Fabra, Camps) o eran afines, la teoría es que los grandes medios conservadores (ABC, La Razón, COPE…)* no tocaron el tema para proteger a sus amigos políticos.
¿Tiene esto algo de cierto? Bueno, es verdad que ABC, La Razón, etc., no publicaron nada del caso en su momento. Pero también El País o la SER (centro-izquierda) tampoco le dieron bola. Ningún medio mainstream quería tirar de una historia tan inverosímil y sin corroborar. No nos engañemos: no fue un pacto de la derecha mediática, fue un desinterés generalizado** porque olía a trola. De hecho, algunos diarios locales sí sacaron breves cuando Colás presentó su denuncia, pero conforme se vio el pastel, la cosa murió informativamente.
Ahora, todo cambia cuando la historia resurge como bulo en pleno siglo XXI: ahí sí, varios medios hablan, pero para desmentir. Lo irónico es que fueron precisamente medios de corte más progresista e independientes (La Sexta, elDiario.es, Público) los que primero abordaron el tema para desenmascararlo. Por ejemplo, Equipo de Investigación en La Sexta (cadena conocida por no ser precisamente de derechas) hizo en 2022 un especial exhibiendo la falsedad del caso.
Maldita.es (proyecto independiente de verificación) publicó en 2019 un artículo titulado “La conspiración del caso Bar España de la que no hay pruebas reales y los tribunales han archivado”, cantando las cuarenta bien clarito. Newtral hizo lo mismo. En cambio, medios conservadores tradicionales solo reaccionaron cuando hubo movimiento judicial: ABC, por ejemplo, publicó en 2021 la noticia del procesamiento de los difusores del bulo, resaltando que era un “mal llamado caso” y un “bulo de la crónica negra”. Es decir, los medios de derechas hablaron tarde y únicamente para narrar la parte legal (y dejando claro que era mentira).
Los conspiranoicos ven en esto confirmación de su teoría: “¿Ves? Solo hablan para decir que es falso, todos a una, qué raro…”. Pero, sinceramente, ¿qué esperaban? ¿Que OKDiario titulara “Gran orgía satánica en Castellón con políticos” sin pruebas? Ni Inda se atrevería a tanto sin una foto por lo menos.
Medios de derecha en el punto de mira
Dicho lo anterior, es cierto que algunos señalan a medios de la derecha como parte interesada en minimizar el tema. Piensan que diarios como Las Provincias (Valencia) o El Mundo (en su edición valenciana) fueron tibios informando porque los señalados eran próceres del PP local. No ayuda que Carlos Fabra durante décadas manejó hilos en Castellón y tenía buenas migas con cierta prensa. Tampoco ayuda la fama del PP de tapar vergüenzas (véase Gürtel y demás).
Así que para muchos conspiranoicos “PP + prensa = encubrimiento”. Una narrativa muy extendida era: “Si los acusados hubieran sido del PSOE, TVE y Antena3 estarían haciendo especiales diarios; pero como son del PP, shhh calladitos”.
¿Tiene algo de verdad? Quizá en un mundo alternativo donde la acusación fuera mínimamente creíble, la prensa afín al partido contrario lo usaría como arma arrojadiza. Pero no fue el caso: ni medios de izquierda quisieron aprovecharlo políticamente porque olía a trucho. ElDiario.es (de izquierda) lo llamó “descabellado bulo” sin rodeos.
El Mundo (más de derechas) también, en artículos de 2019, dejó claro que era un hoax (aunque El Mundo tardó décadas en mencionarlo, todo sea dicho). Una excepción curiosa: en 2022 un eurodiputado socialista (Ibán García) criticó a Dolors Montserrat (PP) por colar el asunto Bar España en Peticiones de la Eurocámara, acusando al PP de “dar alas a un bulo de pederastia”. O sea, los papeles se invirtieron: la derecha (PP) fue quien sin querer dio carrete al bulo en Europa, y la izquierda le acusó de irresponsable.
Por otro lado, algunos periodistas de investigación que destaparon tramas reales (tipo casos de pederastia en la Iglesia o en instituciones) sí han comentado off the record que Bar España siempre les pareció un fregado intocable, no por censura política, sino por lo sucio del asunto y la falta de datos verificables. Es comprensible: meterse a investigar un rumor de ese calibre sin nada sólido es jugarte prestigio y posible querella.
En los medios de derecha más sensacionalistas (pienso en Intereconomía o ciertos panfletos digitales), sorprendentemente no se potenció el bulo. Quizá porque la narrativa no encajaba con sus líneas habituales (ellos prefieren hablar de conspiraciones “progre”, no de sus amigos). Un conspiranoico diría: “claro, porque ellos están en la red de poder”. Un escéptico diría: “simplemente, no querían amplificar una locura que implicaba a los suyos si podía ser mentira”. Sea como fuere, ningún medio importante de derechas dio crédito a las acusaciones; a lo sumo las ignoraron hasta que tocó informar de los juicios por difamación.
¿Encubrimiento real o mito?
La teoría del encubrimiento mediático sostiene que hubo omertá informativa: instituciones y prensa confabulados para enterrar el escándalo. Los defensores del bulo dicen que “pocos casos ilustran mejor la omertá institucional española que el caso Bar España”, alegando que las denuncias se archivaron sin diligencias y que “los medios impusieron un muro de silencio sepulcral”. Esto lo escribió, por ejemplo, un articulista en Voz Ibérica (un medio digamos… peculiar). Desde esa perspectiva, todo fue un gran tapón desde arriba.
Ahora, analicemos fríamente: ¿Hubo encubrimiento mediático?
No en el sentido de conspiración coordinada; sí en el sentido de falta de cobertura. Lo segundo es un hecho: no se cubrió en su momento. Lo primero es una especulación sin pruebas. No hay evidencia de llamadas de Moncloa ordenando callar, ni pagos a periodistas para no publicar. Lo que sí hubo es auto-censura lógica: ningún editor quiere publicar basado en las locuras de un borracho sin corroborar. Y también hubo desinterés: era un caso menor judicialmente (se archivó pronto), así que no era “noticia” para ningún medio nacional.
Con todo, entiendo por qué muchos piensan que se encubrió: al ver la enorme repercusión que tuvo Alcàsser en prensa, contrasta que Bar España no existiera mediáticamente. Y claro, sacan conclusiones (incorrectas). La diferencia es que Alcàsser fueron asesinatos confirmados con cuerpos y evidencias, por eso fue noticia. Bar España, en cambio, no pasó de ser una denuncia extravagante.
Eso sí, hablemos de medios vinculados a la derecha específicamente: es verdad que algunos diarios conservadores de la Comunidad Valenciana tenían excelentes relaciones con gente como Fabra y Camps. ¿Pudieron estos usar su influencia para asegurarse de que nadie les difamara en prensa con esto? Posiblemente.
No sería raro que Fabra (que era el amo de Castellón) hiciera saber en redacciones locales: “Como a alguien se le ocurra publicar esa infamia, arde Troya”. Esa presión informal pudo existir. Pero, de nuevo, no tenemos pruebas palpables, solo la lógica del poder. Y aunque la tuviera, ¿qué medio “serio” querría publicar la historia sin pruebas? Ni aunque Fabra fuera tu enemigo, te arriesgas a una demanda brutal por calumnias si te haces eco de un cuento así.
En resumen, el encubrimiento mediático es más mito que realidad. Los medios de derecha no es que encubrieran activamente, es que ignoraron el tema (por conveniencia o prudencia). Y cuando hablaron, fue para confirmar que era un bulo. Los medios de izquierda hicieron lo mismo: no dar pábulo hasta que tocó desmontarlo abiertamente. Nadie serio dio credibilidad a Bar España en prensa, ni de derechas ni de izquierdas, y con razón.
Ahora bien, para los conspiranoicos esto solo significa que “están todos compinchados”. Ya sabes: si no sale en los medios, es que la verdad está siendo suprimida. Es un argumento circular muy cómodo. No puedes convencerlos de lo contrario, porque cualquier evidencia en contra es “parte de la tapadera”. Así que, desde su punto de vista, el encubrimiento mediático existió y punto. Y específicamente culpan a los medios de derechas de proteger a “sus” políticos. Es comprensible que lo piensen, pero las pruebas brillan por su ausencia, irónicamente igual que las del caso en sí.
Las “pruebas” y filtraciones que alimentaron la teoría del encubrimiento
Aunque ya hemos dejado claro que no hubo pruebas reales de los delitos, los defensores del caso Bar España se agarraron a una serie de “pruebas”, declaraciones y supuestas filtraciones para insistir en que “algo se oculta”. Aquí recopilamos las más comentadas y las ponemos en contexto:
Vídeos de testimonios de menores
Esta es la piedra angular de todo el bulo. Colás y Toscano grabaron a varios menores (sus hijas y otros chicos vulnerables) contando atrocidades supuestamente ocurridas en el Bar España. Esos vídeos, con los niños relatando abusos y rituales, fueron subidos a internet y difundidos como “pruebas incontestables” por los conspiranoicos.
Claro, ver a un niño diciendo cosas tan graves impacta, y para mucha gente “si un niño lo cuenta, será verdad”. ¿El problema? Que esos niños estaban dirigidos como actores; se sabe que les hicieron memorizar guiones bajo presión. Años más tarde, varios de esos chicos (ya adultos) admitieron que era falso y que les obligaron a mentir. Pero los acólitos del bulo dicen que esas retractaciones son producto de amenazas o de que “les lavaron el cerebro”. Vamos, que los vídeos originales siguen siendo su prueba fetiche. En realidad, son pruebas de lo retorcido que fue Colás utilizando a menores para su vendetta.
Restos óseos en el bar
Cuando la policía registró el Bar España, encontró unos huesos en el patio. Los análisis del Instituto de Toxicología concluyeron que no podían asegurar que fueran humanos, seguramente eran de animal o estaban muy deteriorados. La prensa lo resumió como “no eran humanos”. Los conspiranoicos, en cambio, vieron aquí el típico cliffhanger misterioso: “Había huesos, ¿ves? Algo hubo, pero dicen que no son humanos, ¡qué conveniente!”.
Para ellos, esto huele a encubrimiento forense. Insinúan que las pruebas fueron alteradas o que casualmente solo quedaron fragmentos irreconocibles. La realidad: en cualquier suelo es fácil hallar huesos de pollo u oveja (basura de restaurante, sacrificios de santería de algún otro loco, vete tú a saber). No se halló ni una sola evidencia de huesos humanos ni ADN infantil ni nada. Pero esta nimiedad científica no impidió que los foros ardieran con “¡Encontraron huesos de niños y lo ocultaron!”.
Denuncias retiradas misteriosamente
Denuncias retiradas misteriosamente: Otra supuesta “prueba” de que algo turbio pasó es que algunas familias que denunciaron luego retiraron la denuncia repentinamente. Los conspiranoicos dicen: “Seguro que las amenazaron o les pagaron para callar”. En su relato, esas familias habrían dicho la verdad al principio y luego cedido a presiones.
Hechos comprobados: sí, varios denunciantes retiraron sus acusaciones, pero fue porque se destapó que eran falsas y podían meterse en líos legales. De hecho, recordemos que algunos fueron condenados por denuncia falsa. No hay indicios de que nadie les pagara un duro ni les apuntara con una pistola. Más bien, cuando vieron que a Colás se le iba la pinza con la historia, salieron corriendo para evitar males mayores. La teoría de “testigos silenciados” es puro cuento de espías.
El documental fantasma de Valentí Figueres
En 2017, el realizador valenciano Valentí Figueres anunció que estaba haciendo un documental para demostrar los sucesos del Bar España. Esto enloqueció a la parroquia conspiranoica: por fin alguien del mundillo audiovisual serio les hacía caso. Figueres incluso salió en TV3 (tele catalana) en 30 Minuts hablando del caso, lo que le dio cierta credibilidad. Peeero, poco después canceló el proyecto indefinidamente y dijo que no seguiría con el montaje.
¿Qué pasó? Según los magufos, le metieron miedo o le “pararon los pies desde arriba”. Se rumorea que recibió presiones anónimas para dejarlo. Figueres nunca detalló motivos, solo se bajó del tren. En 2025, tristemente, falleció. Para los conspiranoicos esto es casi material de novela: “Quien intenta destapar la verdad acaba muerto o silenciado”. En ausencia de pruebas de amenazas, lo más probable es que Figueres simplemente se diera cuenta de que no había material sólido y que podía hacer el ridículo, así que abortó misión. Pero esa cancelación alimentó la teoría de encubrimiento aún más.
Dolores Delgado y “fiestas de jueces”
Aquí tangencialmente relacionado: en un simposio jurídico se filtró una grabación de Dolores Delgado (exFiscal General) diciendo en coña que en ciertos encuentros internacionales algunos jueces y fiscales españoles aprovechaban para acostarse con menores locales. Aunque no tiene nada que ver directamente con Bar España, los conspiranoicos españoles lo citaron como “¿veis? hasta una Fiscal General admite que hay pedófilos en altas esferas”. Esa declaración de Delgado fue real (y escandalosa), pero tuvo poca repercusión mediática.
Los creyentes del bulo la tomaron como evidencia de doble rasero: “si lo dice de curas, portada; si de jueces, silencio”. Esto reforzó en sus mentes la idea de que los medios encubren a ciertos poderosos (porque Delgado no generó grandes titulares con aquello). En su lógica, Bar España es otro ejemplo de eso. Cabe aclarar: Delgado hablaba de conducta personal deplorable de algunos juristas en viajes (algo muy grave, sí), no de una red organizada en España. Pero ya sabemos que en conspiranoilandia todo suma a la narrativa.
Comparaciones con casos reales (Epstein, Casa Pía)
Continuamente se sacan a colación casos internacionales de pedofilia en élites: Jeffrey Epstein en EE.UU. (financiero que montó una red con VIPs) o Casa Pía en Portugal (escándalo de abuso institucional). Dicen: “Si eso pasó allí, ¿por qué no aquí? Seguro que Bar España es nuestro Epstein”. Incluso apuntan que Epstein tuvo inmunidad años gracias a connivencias mediáticas y políticas, insinuando que en España habría lo mismo.
El problema: en Epstein hubo montones de pruebas, víctimas de carne y hueso, juicios y condenas; en Bar España, nada de eso. Comparar un caso real con un bulo no convierte al bulo en real. Pero psicológicamente, estas analogías dieron munición a la teoría: “el hecho de que exista la posibilidad de élites pedófilas hace creíble lo de Castellón”. Lógicamente es una falacia (que exista un cura pederasta no prueba que tu vecino lo sea), pero a nivel de creencia, muchos se convencieron de que “cuando el río suena, agua lleva”.
En conclusión, las “pruebas” del encubrimiento son en realidad interpretaciones sesgadas o elementos sacados de contexto. Los vídeos de testimonios (manipulados), los huesos (no humanos), las denuncias retiradas (por falsas), el docu cancelado (por falta de pruebas o miedo escénico), declaraciones como la de Delgado (sobre otra cosa) y paralelismos con Epstein, todo se usa para apuntalar la idea de que algo grande se tapó. Pero ninguna de esas cosas demuestra que hubiera una red de pederastia real ni que hubiera una conspiración mediática deliberada.
Lo que sí evidencian es otra cosa: que la teoría conspirativa se mantuvo a flote reutilizando cualquier información ambigua. Es el clásico cherry-picking: tomar cualquier detalle que suene oscuro y atribuirlo al caso. En el fondo, la prueba madre de los conspiranoicos es su convicción. Para ellos, la ausencia de pruebas es en sí prueba (de encubrimiento). Contra eso, es difícil luchar con lógica. Como dijo un sabio por ahí, “no se puede razonar con quien se niega a razonar”.
Errores comunes y confusiones sobre el caso Bar España
Dado que este asunto es un lío monumental de verdades, mentiras y malentendidos, vamos a listar los errores más comunes que la gente comete al hablar del caso Bar España, para que no te engañen (ni meter la pata tú en la sobremesa):
- Creer que nunca se investigó judicialmente: Falso. Mucha gente en foros clamaba “¡es que ni investigaron, lo archivaron sin mirar!”. En realidad sí se investigó: se tomó declaración a menores, se registró el bar, se analizaron restos…. Los jueces concluyeron que era todo inventado. No se archivó por dejadez, sino por falta de pruebas tras investigar. Decir que “no investigaron” es desacreditar el trabajo que sí se hizo (y bien, por cierto).
- Pensar que había pruebas físicas (cuerpos, vídeos auténticos): No las hubo. Ni cuerpos de niños, ni vídeos reales de abusos (solo las grabaciones manipuladas por Colás), ni fotos, ni ADN, ni testigos verídicos. Nada. A veces sale el comentario: “Oye, ¿y los vídeos de pederastia que decían que vendían?” Bulo total. Nunca apareció ningún vídeo snuff ni de pornografía infantil ligado al bar. Todo eso era parte del mito para darle morbo.
- Confundir el caso Bar España con Alcàsser (o mezclarlos): Aunque algunas mentes conspiranóicas los conectan, son casos distintos. El crimen de Alcàsser (1992) fue real: tres chicas asesinadas, con un juicio (polémico, sí, pero con evidencias forenses). El de Bar España es un bulo sin víctimas reales confirmadas. La única conexión es que Fernando García (padre de una víctima de Alcàsser) y el periodista Juan Ignacio Blanco hablaron en 1997 de redes de pedofilia y ahí surgió la atmósfera que aprovechó Colás. Pero legalmente no tienen nada que ver. Alcàsser genera debates legítimos sobre si hubo más implicados, etc., mientras Bar España genera facepalms.
- “Asumir que donde hay humo, hubo fuego”: Este refrán aquí no aplica. Mucha gente dice “Tantas denuncias, tantos rumores, algo habría…”. Pues mira, no. A veces el río suena porque alguien tira una piedra al agua, no porque haya caudal. Aquí el “humo” era un señor obsesionado generando rumor. No caigas en la falacia de que tanta acusación implica alguna culpabilidad. Recuerda el caso de la Guardería del Diablo (McMartin Preschool) en los 80 en USA: decenas de niños, acusaciones de ritos satánicos… y todo fue mentira colectiva inducida. Los bulos pueden crecer mucho y seguir siendo bulos.
- Creer que los acusados algo habrán hecho: Este es un error de pensamiento muy dañino. A los difamados (Fabra, Camps, etc.) les caía la sombra de “bueno, igual no violaron niños, pero seguros inocentes no son”. Vamos a separarlo: que Fabra fuera un político corrupto (lo fue, y fue condenado por Hacienda) no significa que sea violador de menores. Ni que Camps con sus trajes lo sea. Hay que juzgar cada cosa en su contexto. Este veneno reputacional hizo que incluso quienes no creían el bulo dijeran “bueno, si les difaman tampoco me da pena porque menudos pájaros…”. Error. Sí debe darte pena que a cualquiera le acusen falsamente de semejante monstruosidad. La presunción de inocencia y el sentido común nos dicen que no podemos aceptar “por si acaso algo hicieron”.
- Difundir el caso como real en redes sin verificar: Pasa mucho. Gente bienintencionada ve un hilo en Twitter o un vídeo sensacionalista y lo comparte indignada: “Mirad lo que encubren, qué fuerte”. Sin checar fuentes, sin googlear un minuto. Error garrafal. Así es como estos bulos siguen circulando. Antes de difundir algo tan grave, uno debe preguntarse: ¿De dónde sale esta info? ¿Está corroborada?. Lamentablemente, el error común es tragárselo entero porque “lo vi en Facebook y había hasta nombres”.
- Confundir “archivo” con “encubrimiento”: En el lenguaje popular, “archivar un caso” suena a meterlo en un cajón oscuro. Muchos pensaron que archivado = tapado. Pero legalmente, archivado suele significar que no se halló base para acusar. No es sinónimo de ocultar nada, es el procedimiento normal cuando una denuncia no tiene sustento. Aquí se archivó porque era falsa. No porque un mando dijera “no investiguéis”.
- Creer que sigue “abierto” de algún modo: No faltan los que dicen: “el caso sigue abierto extraoficialmente, hay gente investigando en la sombra”. Vamos a ver: caso judicial cerrado hace décadas como tal. Lo único abierto fueron las querellas por calumnias (y esas ya se juzgaron). Extraoficialmente, solo quedan conspiranoicos reciclando el tema. No hay policía secreta investigando Bar España, ni investigaciones periodísticas en curso (porque ya quedó todo claro). Este error de pensar “algún día se sabrá la verdad” mantiene esperanzas infundadas. Aquí la verdad ya se sabe: fue un bulo. No esperes un giro tipo serie de Netflix donde de repente aparece una cinta oculta y ¡boom! era todo cierto.
Consejos si quieres investigar por tu cuenta (y no morir en el intento)
¿Aún con todo, te pica el gusanillo investigador? ¿Quieres hacer de detective digital y llegar al fondo del asunto por ti mismo? Bueno, amigo/a, te damos unos consejos para investigar por cuenta propia este caso (o cualquier otra conspiración) sin caer en trampas:
- Consulta fuentes fiables primero: Antes de zambullirte en foros turbios, lee lo que dicen las fuentes acreditadas. En este caso, repasa artículos de Maldita.es, Newtral, elDiario.es, La Sexta y demás medios serios que abordaron el tema. Ahí obtendrás los hechos verificados. Es fundamental tener esa base antes de leer teorías para separar paja de trigo.
- Accede a documentos oficiales: Si puedes, busca el auto judicial de 2021 del juzgado de Castellón o sentencias relacionadas. Leer de primera mano qué concluyó la justicia es muy revelador. Suelen estar en lenguaje técnico, pero suelen incluir los hechos probados. En este caso, verás que enumeran cómo Colás montó todo, etc. Nada como una sentencia para romper fantasías.
- Cuidado con YouTube y TikTok: Estas plataformas están llenas de contenido sobre Bar España… y el 99% es sensacionalista y parcial. Úsalas con espíritu crítico. Si un video te afirma algo, comprueba si cita alguna fuente. Si solo es alguien hablando dramáticamente con música de terror de fondo, poco rigor va a haber. Un truco: busca en YouTube “Bar España documental La Sexta” – encontrarás el reportaje de Equipo de Investigación, que es informativo y desmonta bulos, para contrarrestar lo que dicen los vídeos magufos.
- No te quedes solo con Google: Los conspiranoicos a veces usan técnicas para inundar Google con sus páginas (SEO del mal 😈). Prueba a buscar también en hemerotecas de periódicos (El País, El Mundo) con sus buscadores internos, o en bases de datos jurídicas. A veces Google te va a mostrar primero blogs y YouTubes estrafalarios porque tienen más clics. Investiga también en inglés: puede que encuentres referencias cruzadas (por ejemplo, busca «Bar España hoax Spain pedophile» por si algún medio extranjero lo mencionó como hoax).
- Ojo con los foros conspiranoicos: Si te metes en foros tipo Burbuja.info, Reddit subcanales de teorías, o en grupos de Facebook sobre Bar España… vas a encontrar mucho delirio mezclado con algunas infos útiles. Ve con mentalidad de filtrador: por cada dato que den, pide evidencias. Verás que muchos usuarios repiten “lo de siempre” sin aportar nada nuevo. Es fácil marearse en ese bucle. No tomes nada de allí como cierto a menos que esté respaldado fuera.
- Atención a las fechas: Si encuentras “nueva información filtrada”, fíjate cuándo salió. Muchas veces verás posts de hace 10-15 años presentando como “nuevo” lo que ya se sabía (o se desmontó). No caigas en la trampa del eterno retorno. Este caso es viejo; cualquier documento real sería de los 90 o 2000. Si sale algo supuestamente nuevo ahora, seguramente es reciclado.
- Contrasta con casos reales: Para calibrar tu detector de mentiras, compara con casos de abuso reales destapados (por ejemplo, Caso Kote Cabezudo en España, o Casa Pía en Portugal). Fíjate en las diferencias: en los casos reales hay víctimas identificadas, investigaciones largas, juicios públicos, condenas. En Bar España no hubo nada de eso. Esta comparación te hará ver lo raro que es que “la mayor trama de todas” no dejara rastro tangible.
- Prepárate para decepcionarte: Si partes con la idea de “quiero creer que fue verdad”, al investigar objetivamente te vas a decepcionar (lo cual en este caso es bueno, porque significa que no hubo niños asesinados en orgías). Investigar un bulo con rigor suele llevarte a desmentirlo, no a confirmarlo. Acéptalo: a veces la explicación mundana (un loco mintió) es la cierta, por más aburrida que sea comparada con un thriller conspirativo.
- Habla con locales o conocedores (con cuidado): Si tienes manera, intenta recabar testimonios de gente de Castellón o periodistas veteranos de la zona. Quizá te cuenten la percepción local. Pero cuidado: también hay mucho rumor en el boca a boca. Si te dicen “mi primo guardia civil oyó que…”, tómalo con pinzas. Aun así, el contexto local (por ejemplo, saber la fama de Colás en el pueblo, o cómo era el Bar España realmente) puede ayudarte a entender el cuadro completo.
- No te obceques y mantén el humor: Estos temas pueden obsesionar y afectar emocionalmente si crees que hay una gran injusticia oculta. Mantén un sano escepticismo. Y no olvides cierto humor negro para sobrellevar las barbaridades que leas. En serio, leer las “declaraciones” de los supuestos testigos es como leer un creepypasta mal escrito: te ríes por no llorar. Tomarse las cosas con un poco de ironía te ayudará a no entrar en paranoia.
Resumiendo: investiga, sí, pero con método, fuentes confiables y mente abierta (a que sea mentira). El caso Bar España es un terreno pantanoso; si vas sin mapa (datos verificados) y sin botas (pensamiento crítico), te vas a hundir en el fango de la desinformación.
Preguntas frecuentes (FAQ) sobre el caso Bar España
❓ P: ¿Qué fue exactamente el caso Bar España?
✅ R: Fue un supuesto caso de abusos sexuales y asesinatos de menores en un bar de Benicarló (Castellón) en los años 90, que involucraría a políticos, jueces y gente poderosa en ritos satánicos. Suena terrible, pero en realidad se considera el mayor bulo de la crónica negra española. Todo surgió por la denuncia de un padre (Reinaldo Colás) en 1997 y unas grabaciones manipuladas de niños. La justicia investigó y no encontró pruebas, archivando el caso. Décadas después, se demostró que era falso y se condenó a quienes difundieron esas acusaciones calumniosas.
❓ P: ¿Hubo alguna prueba real de los abusos o asesinatos?
✅ R: No, ninguna. No aparecieron cuerpos de niños, ni vídeos auténticos de abusos, ni huellas, ni testigos fiables. Solo había testimonios de menores inducidos a mentir y unos huesos que resultaron no ser humanos. Las niñas supuestamente afectadas fueron examinadas y no mostraban signos de abuso. Los tribunales concluyeron que no hubo red de pederastia alguna, que todo era inventado. Incluso los protagonistas de los vídeos luego admitieron que todo era mentira grabada bajo presión.
❓ P: ¿Quiénes fueron los acusados o implicados en esas denuncias?
✅ R: En las denuncias iniciales (finales de los 90) se señaló a un empresario italiano (pareja de la exmujer de Colás), a un grupo de personajes que supuestamente participaban en las orgías (incluyendo un juez, un guardia civil y la directora de un centro de menores), y a figuras de la política local como Carlos Fabra (expresidente de Diputación de Castellón). Años después, el rumor añadió el nombre de Francisco Camps (expresidente valenciano) y hasta una concursante de TV (Maribel Gil), entre otros. Ninguno de ellos fue nunca condenado ni siquiera imputado por delitos relacionados con esto, puesto que se demostró que eran inocentes y que las acusaciones eran falsas. Más bien, ellos acabaron como perjudicados/víctimas del bulo en la causa por calumnias.
❓ P: ¿Es verdad que se encubrió el caso desde el poder o los medios?
✅ R: No hay evidencia de un encubrimiento deliberado. Es cierto que el caso no tuvo eco mediático en su momento (finales de los 90), pero eso se debe a que no había nada sólido que informar y las denuncias se archivaron por infundadas. Los conspiracionistas acusan a medios de derecha de callar para proteger a políticos del PP, pero los medios de izquierda tampoco lo sacaron, señal de que no se lo creía nadie con criterio. Décadas después, los medios sí hablaron, pero para desmentir el bulo y cubrir el juicio a los difamadores. El “muro de silencio” fue más por incredulidad que por conspiración. Obviamente, los creyentes del bulo piensan lo contrario, pero no han mostrado pruebas de pagos a periodistas ni órdenes superiores de censura. Todo se reduce a suposiciones.
❓ P: ¿Qué ha pasado con el caso en la actualidad?
✅ R: Judicialmente, el caso de abusos está cerrado y archivado desde hace muchos años. Lo que hubo recientemente fue un juicio contra quienes difundieron el bulo. En 2022-2023 se juzgó en Castellón a 9 personas por calumnias e injurias graves, y fueron condenadas (sentencia confirmada en 2024). En pocas palabras, la justicia declaró que el llamado “caso Bar España” fue un montaje difamatorio y penalizó a los responsables de propagarlo. Actualmente, lo único “vivo” es la conversación en redes: aún hay grupos de gente que cree en la conspiración y la comenta, pero oficialmente no hay ninguna investigación abierta al respecto.
❓ P: ¿En qué se diferencia este caso de otras tramas reales como la de Epstein o Casa Pía?
✅ R: En todo. El caso Jeffrey Epstein (EE.UU.) o el de Casa Pía (Portugal) fueron redes de abuso sexual a menores reales, con múltiples víctimas identificadas, culpables condenados y evidencias físicas. En Bar España, por el contrario, no hubo víctimas reales comprobadas ni culpables porque el delito en sí nunca existió (fue un bulo). Epstein operó con complicidad de gente poderosa y tuvo encubrimiento hasta que se destapó; Bar España fue una invención local que nunca tuvo sustancia que destapar, aunque se intente pintar como “el Epstein español”. Equipararlos es erróneo. Uno fue real y probadísimo (Epstein), el otro un mito sin pruebas.
❓ P: ¿Por qué tanta gente sigue creyendo en el caso Bar España?
✅ R: Principalmente, por la potencia de las teorías de conspiración. Este caso reúne varios ingredientes que atrapan: niños víctimas (que genera indignación natural), políticos supuestamente malvados (alimenta la desconfianza en el poder), elementos satánicos y sexuales (morbo y shock), y la idea de un encubrimiento (hace sentir al creyente que posee un conocimiento especial “que ellos no quieren que sepas). Todo esto, sumado a que circulan vídeos impactantes (aunque sean falsos) y listas de nombres famosos, hace que mucha gente quiera creer que “hay algo de verdad” o que “podría ser cierto”. También influye la
falta de información contrastada: durante años, la versión conspirativa era la única que circulaba por internet, sin que hubiera refutación visible. Quien se topaba con eso en YouTube entraba en un agujero de conejo. En resumen, la gente sigue creyendo por morbo, desconfianza en las instituciones y desconocimiento de las pruebas reales. Y porque, seamos honestos, a veces la explicación conspiranoica (por retorcida que sea) resulta emocionalmente más satisfactoria* para algunos que aceptar que todo fue mentira.
❓ P: ¿Qué fue del Bar España (el local físico)?
✅ R: El auténtico Bar España de Benicarló existió de verdad. En los 90 era un bar de carretera de mala muerte, al parecer con trasiego de droga (vamos, un bar de mala fama, pero no precisamente un templo satánico). Con los años, tras toda esta polémica, cambió de dueños y de nombre: pasó a llamarse Restaurante Mediterráneo.
La construcción de una circunvalación redujo mucho el tráfico por allí, y el local acabó medio en el olvido. Sobrevive como restaurante, según se cuenta, pero sin nada del antiguo “ambiente”. Hoy en día, seguramente los dueños estén hasta el gorro de la infamia asociada al sitio. Así que sí, el lugar sigue ahí, pero su único crimen ha sido servir paellas, no sacrificar niños.
❓ P: ¿Dónde puedo leer más al respecto (fuentes confiables)?
✅ R: Te recomendamos las siguientes lecturas y fuentes: – El artículo de Maldita.es desmontando la conspiración. – El reportaje de elDiario.es “El descabellado bulo del Bar España…” por Lucas Marco. – La pieza de Newtral “El caso Bar España sí fue investigado y sentenciado como falso” (Luis H. Rodríguez, 2019). – La cobertura de Onda Cero y La Sexta en 2022, que resumen la historia y el juicio (por ejemplo, Más de Uno de Carlos Alsina dedicó un segmento al tema en Feb 2022). – Y, si te interesa el contexto, el libro “El crimen de Alcàsser” de Javier Martínez o trabajos de criminólogos sobre falsas memorias colectivas, para entender cómo un bulo así echa raíces.
Ten cuidado con webs conspiranoicas: si buscas “Caso Bar España PDF” te saldrán dossieres hechos por los mismos que difunden el bulo. Léelos solo si quieres conocer su versión, pero luego contrástala con las fuentes verificadas mencionadas arriba.
Conclusión: Entre la indignación y el alivio (una reflexión final)
El caso Bar España nos deja sentimientos encontrados. Por un lado, indigna y enfurece pensar que alguien pudiera inventar algo tan atroz, usando a sus propios hijos, y arrastrando a inocentes por el fango. Indigna que tantos lo creyeran, que durante años personas como la jueza Sofía Díaz o el empresario Farina llevaran el sambenito de “pederastas satánicos” en sus pueblos, en sus trabajos, cuando no habían hecho absolutamente nada. Es normal sentir rabia por la injusticia que este bulo causó a nivel humano. Imagínate ser uno de ellos: es el tipo de acusación que te puede destrozar la vida aunque se demuestre falsa.
Por otro lado, hay que admitir un cierto alivio (sí, alivio) al saber que todo era mentira. Porque, seamos claros: si hubiese sido verdad, estaríamos ante una de las historias más horribles y desalmadas que uno pueda imaginar. Saber que no hubo niños violados ni asesinados en aquel bar, que no hubo red de pedófilos intocables protegidos por el sistema, es casi un consuelo para nuestra fe en la humanidad. A veces es mejor un bulo terrible que una realidad terrible. Este es uno de esos casos.
También hay algo de tristeza y resignación: al final, el caso Bar España muestra cómo una mentira bien contada puede encontrar eco durante décadas. Nos hace reflexionar sobre la credulidad, sobre cómo el dolor (en este caso de un padre despechado) puede convertirse en paranoia, y cómo la paranoia colectiva puede hacer mucho daño. Es triste pensar en todo el tiempo, recursos y energías gastados persiguiendo fantasmas, mientras seguramente otros casos reales de abuso necesitaban atención. Y duele ver cómo aún hoy, en 2025, hay quienes prefieren creer en “satanistas VIP” antes que en hechos probados, porque encaja con su visión conspirativa del mundo.
Al final del camino, nos queda la lección de siempre: la verdad suele ser aburrida y la mentira muy espectacular. La del Bar España fue una mentira monstruosa que jugó con nuestros miedos más profundos (¡proteger a nuestros niños!). Pero la verdad –que era una vendetta personal convertida en bulo– acabó saliendo a la luz, por mucho que tardara. Y eso es importante: las mentiras pueden correr, pero la verdad acaba llegando cojeando.
Desde aquí, un aplauso mental para quienes, a pesar de la presión social y la locura circundante, se mantuvieron firmes en los hechos: los policías, jueces, periodistas y ciudadanos escépticos que dijeron “no me trago esto sin pruebas” y tuvieron razón. Gracias a ellos, hoy podemos contar esta historia como lo que es: un cuento macabro que nos cautivó, nos engañó, pero que nos enseñó a ser más críticos con lo que leemos.
Y a ti, lector, gracias por llegar hasta aquí aguantando nuestro tono cabroncete. 😉 Esperamos que esta travesía por el Bar España te haya enganchado, esclarecido dudas y, por qué no, entretenido un rato con tanto disparate analizado. Al final, la verdad duele menos que la mentira, y aquí duele menos saber que no hubo tal bar de los horrores.
¡Tu turno para opinar e investigar!
Terminamos este extenso viaje por uno de los bulos más tenebrosos de nuestra historia reciente. Ahora la pelota está en tu tejado. ¿Qué opinas tú del caso Bar España? ¿Conocías esta historia? ¿Crees que aún queda algo por descubrir o que ya está todo el pescado vendido?
Te invitamos a dejarnos un comentario con tus impresiones, teorías o preguntas. En Sentido Radio nos encanta leeros y debatir (siempre con respeto, por favor, no os convirtáis en la próxima conspiración 😅).
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Gracias por leernos hasta el final. Recuerda: no todo lo que lees en internet es cierto (excepto esto… ¡esto sí está contrastado, malditos desconfiados! 😉). Mantén la mente abierta pero también la mirada crítica. Y la próxima vez que te hablen del Bar España en tono conspirativo, ya podrás decir: “Amigo, siéntate, que te voy a contar la historia completa…”.
¡Hasta la próxima, y que la verdad (contrastada) te acompañe! 🚀